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Definición
El término «regímenes autoritarios» («r.a.») en su sentido más amplio engloba todas las formas de gobierno no democrático. En comparación con las democracias, un r.a. no mantiene las instituciones y los procedimientos de participación y competencia política, los derechos fundamentales y el control del poder (separación de poderes, parlamentos, elecciones, pluralidad de partidos, etc.) característicos de una democracia, y por tanto no posee legitimidad democrática. En una visión más restringida del término, la r.a. representa una forma específica de gobierno autocrático que se ha distinguido especialmente de los regímenes totalitarios (‘r.t.’, también estados totalitarios) (Arendt 1951, Friedrich/ Brzezinski 1956).
La definición de r.a. de Juan Linz (1975: 264), frecuentemente aplicada, nombra tres características por las que la r.a. puede diferenciarse tanto de los sistemas democráticos como de los r.t: (1) un pluralismo limitado que contrasta con el pluralismo principalmente ilimitado de las democracias y el monismo de la r.t.; (2) una participación política limitada (despolitización) y (salvo en fases limitadas) una movilización ni extensiva ni intensiva; (3) a diferencia del totalitarismo no hay una legitimación del sistema a través de una ideología común y dominante, sino a través de mentalidades, predisposiciones psicológicas y valores en general (patriotismo, nacionalismo, modernización, orden, etc.). Polity IV define la a.r. (sin diferenciarla de la t.r.) a través de restricciones más fuertes en la participación política, una restricción completamente exclusiva en la selección de los jefes del ejecutivo y limitaciones muy escasas en el ejecutivo.
Una distinción precisa de la a.r. de la t.r. es a menudo más difícil por el hecho de que las definiciones individuales tienen en cuenta diferentes características o niveles de características. Hoy en día se ha aceptado ampliamente que para diferenciar entre regímenes a.r., t.r. y democráticos, se deben utilizar las mismas categorías o dimensiones; por ejemplo, grado de libertades, igualdad política y control (Lauth 2004). A la hora de distinguir, hay que tener en cuenta las diferentes formas dentro de esta categoría, que a su vez sirven para identificar los regímenes individuales (tipos básicos), donde los regímenes t.r. y democráticos marcan los extremos opuestos de una escala polar. Las r.a. se sitúan en un punto intermedio y forman un área con una lógica funcional mucho más claramente distintiva. Los r.a. no deben confundirse con los regímenes híbridos, que presentan características de diferentes tipos básicos.
Tipologías
Las tres dimensiones centrales señaladas por Linz facilitan una tipología de r.a., que en opinión de Linz abarca siete tipos de gobierno autoritario: (1) r.a. burocrático-militar, (2) corporativismo autoritario, (3) r.a. movilizador, (4) r.a. postcolonial, (5) «democracias» raciales y étnicas, (6) régimen totalitario incompleto y pretotalitario, (7) régimen autoritario postotalitario. Esta propuesta no está exenta de problemas, ya que, entre otras cosas, algunos tipos de a.r. están efectivamente implicados en una movilización considerable, a pesar de la idea fundamental de desmovilización (por ejemplo, el subtipo 3). Además, esta característica no es especialmente útil para distinguir la a.r. de la t.r.
Nohlen (1987) identificó seis áreas características (base social y política, patrones de legitimación e ideología, estructuras internas del aparato de gobierno, patrones de relaciones entre el gobernante y los gobernados, ubicación/secuencia histórica y orientación política), a través de las cuales se pueden distinguir diferentes tipos de a.r. Otra sugerencia procede de Merkel (2010), que utiliza la combinación de dos características (legitimación y titularidad del poder) para distinguir nueve subtipos de gobierno autoritario. Barbara Geddes (1999) nombra tres formas de gobierno autoritario (gobierno militar, gobierno de partido único y gobierno personal / dictadura), que también pueden manifestarse como combinaciones de esas formas. Wintrobe (2007) distingue las dictaduras por su poder con los polos opuestos de régimen de pacotilla frente a régimen totalitario. Otros dos conceptos («régimen patrimonial» y «estados rentistas») también se entienden como formas fundamentales de régimen autoritario. Sin embargo, ambas propuestas pueden entenderse también, de forma más débil, como democracias que funcionan mal. En principio, combinan regímenes clientelares, montajes de camarilla y abuso de recursos. La modificación «regla neopatrimonial» incluye la característica adicional de una burocracia que pretende ser racional (Erdmann / Engel 2007).
Otros tipos de r.a. también fueron redactados en la discusión de los sistemas de gobierno en los países en desarrollo. El concepto de Estado burocrático-autoritario (O’Donnell 1973; Collier 1979) ganó importancia en una contención crítica con la teoría de la modernización y sus supuestos optimistas del vínculo entre el desarrollo económico y la democracia. Como demuestra este ejemplo, las configuraciones sobre las naciones individuales parecen ser a menudo responsables del desarrollo de un nuevo tipo y de patrones menos lógicos basados en características fijas. Así pues, la creación de una tipología adecuada de la variedad de sistemas autoritarios sigue siendo una tarea de investigación. Entre otras cosas, debe establecerse hasta qué punto la informalidad es una característica específica del a.r. La relevancia de la creación de subtipos se subraya a través de los hallazgos empíricos, en los que a los subtipos se les asignan funcionalidades específicas (mecanismos de gobierno y rendimiento), que también limitan sustancialmente la estabilidad y la dinámica del gobierno autoritario.
Estabilidad y dinámica
El a.r. es la forma de gobierno dominante en los tiempos modernos a pesar de la caída en la democratización, especialmente fuera de la OCDE. Weber ya señaló que una estabilidad continua no podía explicarse simplemente por la represión, sino que requería legitimación (en el sentido de creencia en la legitimación). En este sentido, distingue entre el gobierno tradicional, el gobierno carismático y el gobierno burocrático, tres formas de legitimación del gobierno que pueden vincularse a la a.r. La integración cultural del gobierno y la disposición psicológica se consideran relevantes para la aceptación de tales patrones de legitimación (Adorno 1950; Huntington/Moore 1970). En estas sociedades perviven actitudes y pautas de comportamiento autoritarias que están influenciadas por las instituciones sociales compuestas en estilo autoritario (familia, comunidades religiosas, empresas, sindicatos, etc.) y que acaban promoviendo una «cultura del autoritarismo» (Mansilla 1995). Los A.r.s pueden establecer su legitimación a través del discurso en dicho contexto.
Otro fundamento central de la legitimación radica en sus logros. Los logros pueden referirse a los indicadores de modernización -hay innumerables estudios en esta área que comparan los logros de las democracias y las a.r.s- o en el cuidado de las tradiciones religiosas y culturales. La relevancia de cada uno de los aspectos se pone de manifiesto en su compatibilidad con el respectivo entorno social. Otra posibilidad de legitimación se ofrece a través de elecciones fuertemente reglamentadas que protegen la apariencia de participación (palabra clave: autoritarismo electoral, Schedler 2006). Junto a estas diversas formas de legitimación, los mecanismos represivos (censura, encarcelamiento, tortura, etc.) son una forma duradera de gobierno autoritario, aunque se practiquen de diferentes maneras. Por lo general, se supone que los regímenes autoritarios son realmente receptivos. Sin embargo, también intentan aumentar la capacidad de respuesta manipulando la comunicación pública a su favor.
La estabilidad de los a.r. está expuesta a varios peligros en el proceso de modernización. Los cambios en la cultura política y los cambios en el comportamiento de sus actores (organizaciones, sociedad civil) también juegan un papel tan importante como los cambios en la élite (política) de la nación. El uso de los sistemas de comunicación disponibles (especialmente los medios sociales), que pueden socavar el discurso dominante, es de especial relevancia. La disolución de la r.a. se trata con importancia en la investigación de la transformación (Merkel 2010).
Hans-Joachim Lauth
Por favor, cite como:
Lauth, Hans-Joachim. 2012. «Regímenes autoritarios». Wiki Interamericana: Términos – Conceptos – Perspectivas Críticas. http://www.uni-bielefeld.de/cias/wiki/a_Authoritarian%20Regimes.html.
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