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Sensibilidad cultural

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Definición

La sensibilidad cultural comienza con el reconocimiento de que existen diferencias entre las culturas. Estas diferencias se reflejan en la forma en que los distintos grupos se comunican y se relacionan entre sí, y se trasladan a las interacciones con los proveedores de atención sanitaria. Sin embargo, la sensibilidad cultural no significa que una persona sólo deba ser consciente de las diferencias para interactuar eficazmente con personas de otras culturas. Para que los proveedores de atención sanitaria y sus pacientes interactúen eficazmente, deben superar tanto la sensibilidad cultural como los prejuicios culturales que crean barreras. Desarrollar este tipo de actitud culturalmente competente es un proceso continuo.

Un clínico culturalmente competente ve a todos los pacientes como individuos únicos y se da cuenta de que sus experiencias, creencias, valores y lenguaje afectan a sus percepciones de la prestación de servicios clínicos, la aceptación de un diagnóstico y el cumplimiento.

Descripción

La competencia cultural es un componente importante de los cuidados de enfermería. Esto es especialmente cierto dada la creciente diversidad de la población de pacientes de los Estados Unidos, y las disparidades en el estado de salud de las personas de diferentes orígenes raciales, étnicos, socioeconómicos, religiosos y culturales. Para valorar esta diversidad, el clínico debe respetar las diferencias que se observan en otras personas, incluidas las costumbres, los pensamientos, los comportamientos, los estilos de comunicación, los valores, las tradiciones y las instituciones.

Reconocer las diferencias entre culturas es importante, pero el clínico también debe ser consciente de que también existen diferencias dentro de las culturas. La suposición de que una cultura común es compartida por todos los miembros de un grupo racial, lingüístico o religioso es errónea. El grupo más amplio puede compartir experiencias históricas y geográficas comunes, pero los individuos dentro del grupo pueden no compartir nada más allá de eso.

La cultura influye enormemente en la forma en que las personas ven su salud y los servicios de atención sanitaria que reciben. Los clínicos deben ser conscientes de estas diferencias, respetarlas y trabajar dentro de los parámetros establecidos por los valores del paciente. Los clínicos también deben reconocer sus propios valores culturales y establecer paralelismos cuando sea posible; también deben identificar cualquier prejuicio y estereotipo que les impida comunicarse eficazmente con pacientes de diferentes culturas.

La barrera del idioma

Las diferencias lingüísticas entre el clínico y el paciente son una barrera más para una atención sanitaria óptima. Siempre que sea posible, se debe recurrir a traductores del hospital o de la escuela local, ya que no siempre es conveniente para el cliente que un miembro de la familia actúe como intérprete. El cliente puede sentirse incómodo hablando de asuntos personales delante de un familiar. Además, el intérprete puede carecer de vocabulario médico, o puede reinterpretar lo que dice el paciente en un esfuerzo por «ayudar». Los conflictos de roles pueden dificultar aún más la traducción. Por ejemplo, un niño o una persona del sexo opuesto pueden sentirse avergonzados por la información o sentir que no es apropiado transmitir el mensaje que se pretende.

Cuando se utilice un intérprete, el clínico debería:

  • Intentar encontrar un intérprete del mismo sexo que el paciente que no esté relacionado y que sea capaz de traducir la información médica con claridad.
  • Programar más tiempo para la cita, si es posible. Discuta el enfoque de la sesión con el intérprete antes de que llegue el paciente; tenga claro lo que el intérprete debe transmitir al paciente.
  • Pida al intérprete que se reúna con el paciente antes de la sesión para evaluar su nivel educativo. Esto determinará la complejidad de la conversación. Si el paciente ya se ha reunido con el médico, el intérprete debe presentarse como un miembro más del equipo sanitario.
  • Hable en frases u oraciones cortas, para facilitar la traducción al intérprete. Asegúrese de que el paciente entiende lo que se le ha dicho pidiéndole que repita el mensaje con sus propias palabras.
  • Recuerde quién es el paciente: mantenga la atención en el paciente, no en el intérprete.
  • Sea sensible a las diferencias culturales cuando utilice la comunicación no verbal. Por ejemplo, un toque tiene muchos significados culturales. Los clínicos deben ser conscientes de que el espacio personal tiene diferentes límites en las distintas culturas.
    • Puntos de vista

      Uno de los mayores debates sobre la competencia cultural es si el proveedor de atención médica debe ser de la misma cultura o hablar el mismo idioma que el paciente. Muchos médicos de minorías raciales, étnicas o culturales creen firmemente que los proveedores deben ser de la misma cultura que el paciente. Otros creen que esto es innecesario y que maltrata a las personas que no son miembros de ese grupo específico.

      Otra área de desacuerdo es si los programas de formación, como los talleres de diversidad, afectan a la competencia cultural. El argumento en contra de ellos es que la información cognitiva no cambia necesariamente las actitudes o el comportamiento.

      Implicaciones profesionales

      Para ser culturalmente competentes los clínicos no necesitan poseer un conocimiento completo de cada práctica y creencia cultural. Por el contrario, deben ser sensibles a las preferencias y valores de los demás, y no deben asumir que las preferencias y valores de una persona se aplican a todos en ese mismo grupo. Los pacientes suelen estar dispuestos a compartir sus costumbres con quienes tratan de entenderlas. La preocupación genuina por lo que es importante para el cliente es la mejor manera de asegurar que se proporcionará una atención culturalmente competente.

      Recursos

      LIBROS

      Chrisman, Noel J., y Phyllis Arn Zimmer. «Competencia cultural en la atención primaria». En Atención primaria de adultos. Editado por P. V Meredith y N. M. Horan. Philadelphia: W. B. Saunders, 2000.

      Chrisman, Noel J., y Phyllis Arn Zimmer. «Transformación de los cuidados de salud a través de la formación en competencia cultural». En Diversidad cultural en enfermería: Issues, Strategies and Outcomes. Washington, DC: American Academy of Nursing, 1997.

      Periódicos

      Uffen, Ellen. «Convertirse en un clínico culturalmente competente». American Speech-Language Hearing Association Leader (abril de 2001).

      Otro

      Blue, Amy V. «Provision of Culturally Competent Health Care». Universidad Médica de Carolina del Sur, Pasantía de Atención Primaria Rural de los Decanos. 〈http://www.musc.edu/deansclerkship/rccultur.html〉.

      Chrisman, Noel J., Ph.D., M.P.H. Professor, Community Health Nursing, School of Nursing, University of Washington. Entrevista realizada por el autor.

      Cohen, Elena, y Tawara D., Goode. «¿Por qué hay una necesidad imperiosa de competencia cultural?». Centro nacional para la competencia cultural. 〈http://gucdc.georgetown.edu/nccc/nccc6.html〉.

      «¿En qué se diferencia la competencia cultural de la sensibilidad cultural?». Centro para la Colaboración y la Práctica Eficaz. 〈http://cecp.air.org/cultural/Q_howdifferent.htm〉.

      King, Mark A., Anthony Sims, y David Osher. «¿Cómo se integra la competencia cultural en la educación?». Centro para la Colaboración y la Práctica Eficaz. 〈http://cecp.air.org/cultural/Q_integrated.htm#def〉.

      Palinkas, Lawrence A., Ph.D. Profesor, Departamento de Medicina Familiar y Preventiva, Universidad de California, San Diego. Entrevista del autor.

      «¿Por qué es importante la competencia cultural para los profesionales de la salud?» Diversity Rx. 〈http://www.diversityrx.org/HTML/MOCPT1.htm〉.

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