De todos los listillos que han hecho carrera con el rock’n’roll, como Frank Zappa, Todd Rundgren y 10cc, ninguno lo ha hecho de forma más inteligente que Donald Fagen y Walter Becker, los colíderes de Steely Dan. Vender 40 millones de discos, como han hecho los Dan, no es ninguna hazaña. Pero lo hicieron con la música más sofisticada e intelectual jamás grabada por un gran grupo de rock.
El hecho de que su grupo llevara el nombre de un consolador -como aparece en la novela de William S. Burroughs El almuerzo desnudo, de 1959- es típico del filo subversivo y el humor socarrón que siempre ha caracterizado el arte de Fagen y Becker. Todo esto es lo que les convirtió, en palabras de la revista Rolling Stone, en «los perfectos antihéroes musicales de los 70».
Fagen, de Nueva Jersey, y Becker, de Nueva York, se conocieron en la universidad en la Costa Este y trabajaron, sin éxito, como músicos y compositores de alquiler antes de trasladarse a Los Ángeles y formar Steely Dan en 1971. La formación original incluía a Fagen (voz principal y teclados) y Becker (bajo), además de los guitarristas Denny Dias y Jeff ‘Skunk’ Baxter, el batería Jim Hodder y un segundo cantante principal, David Palmer, al que se recurrió porque Fagen era propenso al miedo escénico y la discográfica pensaba que su voz no era suficiente.
Sin embargo, después de un álbum, Can’t Buy A Thrill de 1972, Palmer se retiró. Y durante los siguientes ocho años, el personal de los discos de Dan fue siempre cambiante, ya que Fagen y Becker recurrieron a los mejores talentos disponibles, como el batería de Toto Jeff Porcaro, el cantante de los Doobie Brothers Michael McDonald, y los músicos de jazz, el guitarrista Larry Carlton y el pianista Joe Sample.
La música de Steely Dan se suele clasificar como «jazz rock», pero el genio de Fagen y Becker fue fusionar estos dos elementos con ritmos funk y una sensibilidad pop evidente en los éxitos Do It Again, Reelin’ In The Years y Rikki Don’t Lose That Number. El Gaucho de 1980 fue el final de su carrera dorada: se separaron un año después, y pasó toda una década hasta una reunión en 1993.
Desde entonces, sólo ha habido dos discos más. No importa. Durante su etapa imperial, los Dan crearon algo único: un equilibrio entre el groove de la Costa Oeste y el ingenio seco de la Costa Este. Como dijo la revista Time: «Sensual y siniestro, como una serpiente que se enrosca bajo el sol. Probablemente también sea venenosa…»