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Taqiyyah

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Taqiyyah, en el Islam, es la práctica de ocultar la propia creencia y renunciar a los deberes religiosos ordinarios cuando se está bajo amenaza de muerte o lesión. Derivada de la palabra árabe waqa («protegerse»), la taqiyyah desafía una traducción fácil. Traducciones inglesas como «precautionary dissimulation» o «prudent fear» transmiten en parte el significado del término de autoprotección ante el peligro para uno mismo o, por extensión y dependiendo de las circunstancias, para los demás musulmanes. Así, la taqiyyah puede utilizarse tanto para la protección de un individuo como para la protección de una comunidad. Además, no todas las sectas del Islam la utilizan ni la interpretan de la misma manera. La taqiyyah ha sido empleada por los shīʿitas, la mayor secta minoritaria del islam, debido a su persecución histórica y a sus derrotas políticas no sólo por parte de los no musulmanes, sino también a manos de la secta mayoritaria suní.

La autoridad escritural para la taqiyyah se deriva de dos afirmaciones del Qurʾān, el libro sagrado del islam. El verso 28 de la tercera sura (capítulo) dice que, por temor a Alá (Dios), los creyentes no deben mostrar preferencia en la amistad con los incrédulos «a menos que para salvaguardarse de ellos.» La sura 16 fue revelada (según la tradición) para tranquilizar la conciencia de ʿAmmār ibn Yāsir, un devoto seguidor del Profeta Muhammad, que renunció a su fe bajo tortura y amenaza de muerte. El versículo 106 de este sura proclama que si un musulmán que se ve obligado a renegar de su religión es, no obstante, un verdadero creyente que siente «la paz de la fe» en su corazón, no sufrirá un gran castigo (16:106). El significado de estos versos no está claro ni siquiera en el contexto de la sura en la que aparecen. Por lo tanto, incluso entre los eruditos islámicos que están de acuerdo en que los versos proporcionan una sanción coránica para la taqiyyah, existe un considerable desacuerdo sobre cómo lo hacen los versos y sobre lo que la taqiyyah permite en la práctica.

El Hadith (registro de los dichos o relatos tradicionales de Mahoma) también se ha citado como una garantía teológica para la taqiyyah. Un hadiz en particular menciona que Mahoma esperó 13 años, hasta que pudo «ganar un número suficiente de partidarios leales», antes de combatir a sus poderosos enemigos politeístas en La Meca. Una historia similar relata cómo ʿAlī, el cuarto califa (gobernante de la comunidad musulmana) y yerno de Mahoma, siguió el consejo de éste de abstenerse de luchar hasta tener «el apoyo de cuarenta hombres.» Algunos estudiosos interpretan estas leyendas como ejemplos de taqiyyah. Al evitar el combate contra los enemigos del Islam hasta que pudieran reunir suficiente fuerza militar y apoyo moral, ʿAlī y Mahoma preservaron no sólo sus propias vidas, sino su misión divinamente designada de difundir la fe.

Ni el Corán ni los hadices decretan puntos de doctrina ni prescriben pautas de comportamiento al utilizar la taqiyyah. Los eruditos islámicos han discutido ampliamente las circunstancias en las que se puede utilizar y el grado de obligatoriedad. Según el consenso académico y judicial, no está justificada por la amenaza de flagelación, prisión temporal u otros castigos relativamente tolerables. El peligro para el creyente debe ser inevitable. Además, aunque la taqiyyah puede implicar disfrazar o suprimir la propia identidad religiosa, no es una licencia para una profesión de fe superficial. Los juramentos realizados con reserva mental, por ejemplo, se justifican sobre la base de que Dios acepta lo que uno cree interiormente. En la mayoría de los casos se enfatiza la consideración de la comunidad más que el bienestar privado.

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