Los terapeutas, lo sabemos desde hace tiempo, están entre los mayores fans de «Los Soprano».»
Tan satisfechos estaban con las creíbles escenas de terapia entre Tony Soprano, el mafioso/paciente más famoso de la cultura pop, y la atractiva doctora Jennifer Melfi, interpretada por Lorraine Bracco, que la Asociación Psicoanalítica Americana dio en su día un premio a la serie y a Bracco.
Pero, profesionalmente hablando, sólo pudieron rascarse la cabeza ante los últimos acontecimientos del exitoso drama de la HBO, que emitió su penúltimo episodio el pasado fin de semana.
Justo cuando la vida de Tony Soprano parecía implosionar con peligrosa rapidez -en definitiva, justo cuando necesitaba una terapia realmente buena-, Melfi y su propia terapeuta hicieron algunos movimientos muy cuestionables.
No sólo los terapeutas estaban angustiados. Algunos pacientes estaban realmente furiosos cuando se presentaron a las citas esta semana, dijo un psicoanalista de Nueva York.
«No creerías la indignación que estoy escuchando», dijo el Dr. Arnold Richards, que se había perdido el episodio, pero fue suplido por sus pacientes. Hablaba de un grave desliz ético de Elliot Kupferberg, interpretado por Peter Bogdanovich, en una cena llena de terapeutas. Al otro lado de la abarrotada mesa, el personaje reveló insensiblemente -por encima de las protestas de Melfi- la identidad de su paciente estrella.
«Alucinante», pronunció Richards. «En 60 años en el negocio no recuerdo que me hayan dicho nunca el nombre de un paciente en tratamiento»
Los colegas estuvieron de acuerdo. «Aquella cena fue simplemente muy molesta para mí», dijo el doctor Joseph Annibali, psiquiatra y psicoanalista en McLean, Virginia. «Lo que hizo fue indignante. Nunca ha tenido el control de sí mismo, y esto encaja con eso»
Un lapsus en el juicio profesional¿Por qué Kupferberg cometió semejante pecado? No creía que Melfi debiera tratar a Soprano, a quien consideraba un psicópata manipulador. Sea como fuere, su revelación fue «una violación ética muy atroz», dijo el doctor Jan Van Schaik, presidente del Comité de Ética del Instituto Psicoanalítico de Wisconsin.
«Un paciente tiene que saber que lo que se dice en la consulta del médico se queda ahí», dijo Van Schaik, que nunca ha sido testigo de una violación así. «He estado en reuniones en las que se habla de los pacientes de forma más disimulada. Incluso eso puede ser inapropiado. Un buen terapeuta debe hacer lo mejor que pueda para proteger el anonimato de los pacientes.»
Es una pena, añadió Van Schaik, porque «antes del episodio del domingo, ‘Los Soprano’ era el mejor retrato en los medios populares de una relación terapeuta-paciente.» Annibali coincidió: «Estamos tan acostumbrados a ver a los terapeutas presentados como incompetentes. O como personas que están más perturbadas que sus pacientes!»
Lo que ha gustado de Melfi, explicó la terapeuta de Virginia, es que es una figura compleja y cariñosa: no es ideal, pero intenta ayudar a Tony incluso cuando lucha con la idea de tratarlo.
Es decir, hasta este último episodio, cuando ella… lo dejó.
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«Estamos progresando», protestó Tony, genuinamente sorprendido. «¡Han pasado siete años!» Pero Melfi había leído a regañadientes un estudio, del que le había llamado la atención Kupferberg, en el que se afirmaba que la terapia en realidad no ayuda a los sociópatas, sino que potencia aún más su mal comportamiento al agudizar sus habilidades de manipulación. Desmoralizada, llena de culpa y casi sin palabras por la hostilidad, Melfi le mostró literalmente la puerta a Tony.
Un dato que tuvo a algunos terapeutas zumbando esta semana: resulta que el estudio es real -aunque apenas nuevo- de los autores Samuel Yochelson y Stanton Samenow, psiquiatras especializados en la mente criminal. Pero la forma en que la ficticia Melfi apartó a su paciente fue todo menos real, dijeron los terapeutas.
«No se deja caer a un paciente como una patata caliente, aunque se concluya que no responde a la terapia», protestó Annibali. «Debería haber tardado varios meses en hacerlo».
Para Richards, el desarrollo simplemente no sonaba. Después de siete años, «¿sólo AHORA se da cuenta de esto? Mi sensación es que había algún propósito narrativo para que (el creador de la serie, David) Chase acabara con esta relación.»
¿Como que sólo queda una hora para toda la historia? Que la vida de Tony se derrumba a su alrededor, y uno a uno, por muerte o rechazo o por su propia mano asesina, parece destinado a perder a todos sus allegados?
Quizá. Pero Annibali dijo que había escuchado que Bracco, la actriz que interpreta a Melfi, podría aparecer en el último episodio el próximo domingo. Lo que significa que aún puede haber tiempo para revertir sus pasos en falso profesionales.
«Mi esperanza», dijo Annibali, «es que ella y Tony vuelvan a estar juntos».