Las vibraciones (por lo que también intervienen en el sentido del tacto del animal). En conjunto, estos órganos sensoriales potencian el sentido del oído del tiburón. Son especialmente buenos para oír ruidos de baja frecuencia y para averiguar de dónde procede un ruido.
Sabor – A diferencia de los humanos, las papilas gustativas del tiburón están situadas en toda la boca, en lugar de en la lengua.
Tacto – Los tiburones utilizan la electrorrecepción para percibir dónde están las presas y dónde están los peligros. Esto lo consiguen mediante unos receptores de campo electromagnético denominados ampolla de Lorenzini. El tiburón es conocido por tener la mayor sensibilidad hacia la actividad eléctrica que cualquier otro animal. Incluso puede percibir el campo electromagnético de los animales ocultos bajo la arena. Este sentido también le ayuda a orientarse, ya que los campos magnéticos de la Tierra guían al animal. La línea lateral también entra en juego en este sentido. Ayuda al tiburón a percibir las vibraciones del agua, lo que es una forma especialmente eficaz de encontrar a un pez que se agita en su estado herido.