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Un amigo mío estaba empezando a dar una nueva clase de arquitectura en una de las universidades locales y quería hacer que los nuevos chicos pensaran en la arquitectura y en lo que podría significar para ellos. Eran nuevos estudiantes de arquitectura y probablemente eran el tipo de personas que aún no conocían o entendían realmente la definición de arquitectura. Desde mi punto de vista, es algo difícil de definir si no se ha pensado realmente en ello. No, no son «edificios».

Pidió a algunos de nosotros en la oficina que son apasionados de la profesión para dar sus puntos de vista. Es algo difícil de definir incluso para mí, y me pregunto si habría dado una respuesta diferente si me lo hubieran preguntado otro día.

«¿Qué significa para ti la arquitectura?»

La arquitectura es una dicotomía en muchos sentidos. Es donde pasamos la parte más personal y privada de nuestras vidas, y también es el marco en el que todos vivimos y trabajamos en la parte pública de nuestras vidas. Es algo en lo que todos participamos cada día y, sin embargo, es algo en lo que muchos (¿la mayoría?) rara vez reparan. La arquitectura se encuentra en la intersección del arte y la ciencia. Reúne las necesidades primarias y la alta tecnología. Nos sitúa en el planeta y a menudo desafía la gravedad. Es una cosa enorme, intrincada y avanzada que todavía se construye en su mayor parte a mano. Quizás lo más extraño de nuestra interacción con el entorno construido es que lo que puede ser tan evocador y significativo para una persona puede no significar absolutamente nada para otra.

El proceso de la arquitectura no es para los pasivos. Requiere una implicación y un compromiso apasionados para aportar soluciones creativas a problemas complejos. Los arquitectos están preparados para resolver muchos de los mayores problemas del mundo, y lo hacemos de buen grado. Somos solucionadores de problemas por definición. Trabajar con otros (escuchar, explorar, crear, luchar, pensar, preguntar, etc.) y colaborar en la solución de estos problemas es el mayor ejercicio que puede hacer tu cerebro. Cuanto más lo hago, más fuerte se vuelve. Se siente bien y es correcto, y probablemente no querría hacer otra cosa.

Cuando los arquitectos trabajamos en algo siempre tratamos de alcanzar ese nivel extra… intentando alcanzar el alma o la profundidad. Esto es parte de lo que separa la arquitectura de los edificios. En cada proyecto existe esta combinación inseparable de función y estética; de función y emoción. Debería mejorar nuestras vidas. La arquitectura tiene el potencial de abordar la forma, la tectónica, el oficio, el color, la luz, la textura, el sonido, el reflejo y la sombra. Debe lograr una relación provocativa entre la simplicidad y la complejidad. Debe acceder al inconsciente… y eso es quizá lo que la arquitectura pretende.

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