Si eres como yo, has leído innumerables artículos (diablos, probablemente he escrito uno) y has probado diferentes técnicas para deshacerte de esos molestos pensamientos negativos – esos pequeños gremlins en tu mente que te dicen todo tipo de cosas horribles.
¿Adivina qué? Puedes aprender a deshacerte de los pensamientos negativos.
En el libro, La trampa de la felicidad, el autor Russ Harris dice que el 80 por ciento de los pensamientos de todo el mundo contienen algún tipo de contenido negativo. Así que es normal tener pensamientos negativos. Es parte de nuestra herencia evolutiva. Estamos constantemente escudriñando nuestro entorno (generando pensamientos negativos todo el tiempo) buscando problemas que solucionar.
La dificultad no es que tengamos pensamientos negativos. El problema viene cuando creemos que nuestros pensamientos son verdaderos.
Dice el doctor Harris: Consideremos un artículo escrito en una revista sensacionalista sobre el último escándalo de una celebridad. Leemos el artículo y sabemos que probablemente sea tendencioso. Es exagerado o está sacado de contexto. Por lo general, no creemos cada palabra del artículo, o pensamos que tenemos que tomar alguna medida como resultado.
Los pensamientos en nuestra mente componen colectivamente estas historias, y a menudo suenan similares a los artículos de la prensa sensacionalista. El problema es que nos «fundimos» con estas historias -fundidas como si estuvieran unidas en un todo-. No damos un paso atrás para obtener una mejor perspectiva. No nos hacemos las preguntas necesarias sobre nuestros pensamientos como:
- ¿Es este pensamiento cierto?
- ¿Es este pensamiento importante?
- ¿Es este pensamiento útil?
Aquí tienes otros pequeños trucos para ayudarte a «desactivar» los pensamientos e historias de tu mente:
Etiqueta tus pensamientos. En lugar de decir «soy un perdedor», di: «estoy teniendo el pensamiento de que soy un perdedor». En lugar de decir: «Voy a estropear este examen», di: «Estoy teniendo el pensamiento de que voy a estropear este examen». La diferencia puede parecer sutil, pero puede ayudarte a obtener la perspectiva de que tú no eres tus pensamientos.
Agradezca a su mente. Si tienes pensamientos ansiosos como: «Espero que este avión no se estrelle… espero que el piloto sepa lo que hace…», di: «Gracias, mente. Gracias por intentar mantenerme a salvo. Pero no hay nada que deba hacer ahora mismo. Lo tengo cubierto». Soy muy aficionado a las notas para mí mismo, así que a veces escribo a mi mente una carta de agradecimiento por sus esfuerzos, pero también le hago saber que puede tomarse un descanso.
Déjalos flotar. Esto implica imágenes. Pones cada pensamiento negativo en una hoja y la imaginas flotando en un arroyo. Cuando tengas otro pensamiento, como sucederá, lo pones en otra hoja y lo ves flotar.
Canta tus pensamientos. Prueba a cantar tus pensamientos con la canción del alfabeto o con Row, Row, Row Your Boat. Tus pensamientos sonarán seguramente absurdos de esta manera, que es de lo que se trata.
Dítelos con una voz divertida. Intenta decir tus pensamientos con una voz divertida. Tal vez haga una imitación de un personaje de dibujos animados.
Ponle nombre a tus historias. Muchas veces nuestros pensamientos son repetitivos e implican las mismas historias. Mi historia frecuentemente es: «No sé realmente lo que estoy haciendo». Cuando los pensamientos surgen a lo largo de esa historia, puedo decir: «Oh, aquí está mi historia de Soy Incompetente, y simplemente dejarla pasar.
Hazlo de todos modos. Quizás el consejo más importante es recordar que puedes tener un pensamiento y realizar cualquier tipo de comportamiento al mismo tiempo. Si es algo que te importa, vale la pena dejar que los pensamientos simplemente sean. No tienes que hacer nada con ellos. Cuando trabajo con los clientes en su ansiedad utilizando la terapia de exposición (terapia de enfrentarse a su miedo) la cosa más importante que reportan haber aprendido es: «Puedo funcionar incluso cuando estoy ansioso»
Se necesita un poco de práctica para conseguir el control de las técnicas de «defusión», así que no te rindas. Muchos de mis clientes las utilizan, y cada persona desarrolla sus favoritas personales. Yo he probado todas las anteriores, excepto la de decir mis pensamientos con voz graciosa. Estoy bastante seguro de que sería útil, si pudiera conseguir que mi mente dejara de decirme lo tonto que parezco.