El trastorno de acaparamiento se caracteriza por la dificultad para descartar o desprenderse de las posesiones, independientemente de su valor real, así como, en la mayoría de los casos, la adquisición persistente de objetos. Las posesiones se acumulan en grandes cantidades que llenan y desordenan el espacio vital activo hasta el punto de que su uso previsto ya no es posible, lo que resulta en un deterioro funcional significativo y/o angustia. El ahorro y la dificultad para descartar parecen estar asociados a creencias subjetivas sobre el valor instrumental, sentimental o intrínseco de los objetos. A pesar del importante impacto en el individuo, la familia y la comunidad, hasta hace poco el trastorno de acaparamiento había sido un fenómeno clínico «olvidado». Los recientes esfuerzos de investigación para estudiar y comprender este fenómeno condujeron a cambios significativos en relación con el estatus diagnóstico y las intervenciones terapéuticas. Fue clasificado como una entidad diagnóstica distinta en la reciente edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría-5ª ed. (DSM-5). (DSM-5). El acaparamiento ya no se considera un síntoma del trastorno obsesivo-compulsivo o del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y ahora se clasifica entre los trastornos del espectro compulsivo. Hasta ahora, el modelo cognitivo para el trastorno de acaparamiento es el principal marco teórico ampliamente aceptado y apoyado clínica y empíricamente para entender sus características. El modelo cognitivo ofrece una explicación sobre los factores predisponentes, de inicio y de perpetuación del trastorno, así como la base para el desarrollo de intervenciones terapéuticas específicas. El modelo cognitivo conceptualiza el trastorno de acaparamiento como resultado de cuatro factores: vulnerabilidad personal (herencia, experiencias tempranas y acontecimientos vitales, rasgos de personalidad, dificultades interpersonales), dificultades en el procesamiento de la información (déficits de atención, memoria, funciones ejecutivas como la toma de decisiones y la categorización), contenido cognitivo desadaptativo (significado de las posesiones, apego emocional a las posesiones, creencias disfuncionales en relación con la capacidad mnemotécnica y la importancia de la memoria) a través del cual se refuerzan las conductas de acaparamiento y, por último, se instalan (refuerzo positivo y negativo, asociación con emociones positivas o negativas, p. ej., placer en relación con la adquisición/superación).por ejemplo, el placer en relación con la adquisición/el ahorro y la ansiedad o el malestar en relación con el descarte). El objetivo de este artículo es informar sobre este nuevo trastorno haciendo hincapié en los datos recientes respecto a su fenomenología y proporcionar una descripción detallada del modelo cognitivo. Finalmente, se presenta una breve mención sobre las intervenciones psicoterapéuticas y farmacológicas. El trastorno de acaparamiento es un problema clínico difícil de tratar. Los pacientes suelen presentar un pobre insight, la naturaleza egosintónica de los síntomas y la resistencia al tratamiento. Es necesario mejorar las intervenciones terapéuticas para aumentar la eficacia y hacer frente a la alta tasa de abandono del tratamiento.