Si vives en un hogar con al menos un niño menor de 10 años, es probable que hayas oído hablar de Elf on the Shelf. El muñeco -y el concepto- ayuda a los padres de todo el mundo a animar a sus hijos a portarse bien durante las fiestas. Si aún no estás familiarizado, la premisa es sencilla: el elfo aparece en varios lugares de tu casa, vigila a tus hijos y luego informa a Papá Noel de si han sido «malos o buenos». ¿Recibirá su hijo un buen regalo de Kris Kringle? Depende de lo que vea el elfo.
Genial.
Antes de Elfo en la estantería, los padres solían decir simplemente que Santa Claus «siempre está vigilando», y que aterrizarás en la lista de los buenos o de los malos dependiendo de tu comportamiento. Pero con la introducción del superespía secreto de Papá Noel, es un poco más fácil para los niños entender cómo se les evalúa durante las fiestas. Entonces, ¿quién tuvo la impecable idea de crear una criatura mítica para ayudar a Papá Noel a decidir si los niños reciben regalos o carbón el día de Navidad? Para sorpresa de nadie, todo comienza con una idea de una madre.
La historia del Elfo en la estantería
En 2005, la creadora Carol Aebersold (una ama de casa en ese momento) y su hija, Chanda Bell, publicaron un libro para niños llamado El Elfo en la estantería: Una tradición navideña, basado en la propia tradición navideña escandinava de su familia que comenzó en la década de 1970.
«Desde que tenemos uso de razón, hemos tenido un elfo. Nuestro elfo se llamaba Fisbee, y Fisbee, por supuesto, se presentaba a Papá Noel por la noche y volvía a estar en una posición diferente en nuestra casa al día siguiente», dijo Christa Pitts, la otra hija de Aebersold, a HuffPost. «Nos encantaba. Era una oportunidad para que le dijéramos directamente a Santa Claus lo que tal vez queríamos para la Navidad, o para que hiciéramos buenas acciones para que Santa las conociera».»
Aunque Fisbee era como un adorno navideño para la familia en ese momento, el elfo evolucionó hasta convertirse en algo más mágico con el paso de los años para la siguiente generación de niños.
Sin embargo, esta tradición navideña no fue un éxito de la noche a la mañana. Según TODAY.com, «Cuando Carol Aebersold y su hija, Chanda Bell, intentaron vender por primera vez El elfo de la estantería: Una tradición navideña, todos los editores y editoras las rechazaron».
Así que las mujeres publicaron el libro ellas mismas. En lugar de contar con los recursos de una gran editorial para comercializar el libro, las mujeres lo vendieron ellas mismas una a una. «Al principio fue un poco de marketing de guerrilla», dijo Bell a TODAY.com. La familia produjo 5.000 ejemplares utilizando tarjetas de crédito y fondos de jubilación, y los vendieron directamente desde sus coches y en ferias estatales, según The Golden Bear Gazette.
Además de explicar su tradición familiar a personas que conocían y a extraños que no, Pitts también asistió a ferias comerciales para presentar el libro sobre el explorador de Santa Claus a posibles compradores.
Poco a poco fue cogiendo fuerza y, en 2007, la actriz Jennifer Garner fue fotografiada por los paparazzi con el libro en la mano, lo que ayudó a correr la voz.
Debido a un gran trabajo y determinación, en 2012 el elfo era una carroza en el desfile de Acción de Gracias de Macy’s. Desde entonces, el elfo ha engendrado otras extensiones de su franquicia, como Una tradición de San Bernardo (de su línea de mascotas elf), El rescate de los renos de Santa Claus y Merry Minis. Ahora también se puede comprar ropa y disfraces de elfos, además de otros libros de cuentos.
A partir de 2018, se han vendido 13 millones de libros (y elfos) en más de 15.000 tiendas de todo el país, según WSB-TV.
Cuando se acerque la Navidad, verás cientos de elfos por todas las redes sociales, ya que los padres muestran su creatividad de dónde y cómo exhiben al explorador de Santa Claus. Echa un vistazo al hashtag aquí en Instagram para ver los posts #elfontheshelf, que ya han empezado a brotar.
Las reglas del elfo en la estantería
¿Preparado para sumarte a la tradición tú también?
Una vez que el elfo es «enviado a tu casa desde el Polo Norte» (es decir, después de comprarlo en Target o Amazon por 29,95 dólares), es tarea de los padres facilitar la magia navideña. Tu hijo nombrará al elfo, que viene en forma de niño y niña, y tú podrás leerle el cuento del libro que acompaña.
A partir de ahí, se produce la magia. Los pequeños pueden creer que el elfo aparece milagrosamente en las estanterías, colgado en las lámparas de araña, sentado en las repisas de las chimeneas, pero en verdad, las mamás y los papás son los genios creativos que trabajan «detrás de la cortina»
Los niños, en cambio, no pueden tocar al elfo. No es un juguete, al fin y al cabo. Y si un niño toca al elfo, se arruinará la Navidad -para no ser alarmistas-.
Cada noche, el elfo volverá a la base de operaciones (el Polo Norte) para decirle a Papá Noel si el niño o los niños (cuyas casas están visitando) se están portando bien o mal. Cuando el explorador de Santa vuelva, se encontrará en un nuevo lugar. Y, por supuesto, a los padres les toca, una vez más, cumplir con lo que hay en la lista de deseos navideños.
Básicamente, padres y madres, sois los elfos.
Ames o odies al Elfo de la estantería, este personaje de ficción cambió la Navidad para siempre. Si lo has tenido en tu casa, no puedes negar que no ha despertado la alegría de tus pequeños. Si no lo has tenido en tu casa, puede que te estés perdiendo toda la diversión (o el dolor de cabeza) dependiendo de la alegría y creatividad navideña que tengas en tu alma.
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