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La falta de concentración está matando tu productividad

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Curiosamente, cuando nos damos cuenta de que nuestra productividad personal no es tan buena como nos gustaría, lo primero que hacemos es buscar nuevos sistemas, métodos y aplicaciones que nos ayuden a organizarnos mejor. Instintivamente, esquivamos el tema: «Si no soy lo suficientemente productivo es porque las herramientas que uso no se adaptan bien a mí»

Pero la productividad personal es una cuestión de hábitos y eso significa que, en esta película, el protagonista eres tú. Incluso con unos hábitos de organización adecuados y utilizando las herramientas que te gustan, siempre habrá momentos en los que no serás especialmente productivo. Pueden ser momentos puntuales a lo largo del día, o incluso una secuencia de varios días.

En estos casos el problema suele tener que ver con el enfoque. Porque, seamos claros, mantener la concentración en la tarea que estás realizando es fundamental para tacharla en tu lista de tareas. De hecho, es infinitamente más importante que la metodología organizativa que utilices, el software en el que te apoyes o los innumerables trucos productivos que emplees a lo largo del día para ganar algo de tiempo.

Al final, te guste o no, se trata de hacer las cosas. Es difícil rendir siempre al máximo -en cualquier disciplina-, pero si sabes gestionar bien tu atención, volver a la senda de la productividad tras un pequeño desvío será coser y cantar.

Lo primero que debes saber es que tu atención, tu capacidad para mantenerte concentrado en un trabajo intelectual o creativo, es un recurso escaso que se agota. Por eso, después de un largo periodo de concentración necesitas un periodo más corto realizando actividades desenfocadas, es decir, un periodo en el que des descanso a ese recurso para que se recupere su capacidad inicial (como si fuera la batería de un móvil que necesita recargarse).

Sabes hasta qué nivel llega tu capacidad de atención. Cuando se agote, en lugar de seguir trabajando (lo que puede ser muy frustrante), debes intentar recuperarla desconectando: Haz un descanso, echa una siesta, da un largo paseo, conversa con alguien, relájate escuchando música o dedícate a meditar.

La falta de sueño afecta a tu nivel de estrés y a tu productividad. Dormir bien es esencial para tener un día productivo. Cuando duermes tu capacidad de atención se recarga. Con un buen descanso, se pondrá al máximo de carga; por eso se recomienda hacer las tareas que requieren mayor concentración al principio del día. Piensa también que si tu reserva de concentración está llena y no la utilizas, se irá perdiendo poco a poco, se desperdiciará.

Si te gusta el café, un consumo moderado en determinados momentos del día puede aumentar tu concentración y por tanto tu productividad. Esto es algo personal sobre lo que las opiniones pueden diferir, pero algunos estudios sugieren que los efectos de la cafeína pueden aumentar tu productividad.

Personalmente, encuentro que el ejercicio físico es probablemente la mejor manera de eliminar el estrés y mantener un alto nivel de concentración. También hay estudios que muestran una correlación entre el ejercicio físico y la productividad.

Según Daniel Goleman, el vínculo entre la atención y la excelencia está detrás de casi todos nuestros logros. Tu capacidad de atención es un gran activo y una habilidad que debes desarrollar al máximo, no sólo para ser más productivo, sino para hacer las cosas mejor, alcanzar tus objetivos y mantener relaciones saludables.

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