Más de 110 millones de ratones y ratas son sacrificados en los laboratorios de Estados Unidos cada año. Se abusa de ellos en todo tipo de pruebas, desde pruebas toxicológicas (en las que se les envenena lentamente hasta la muerte) hasta dolorosos experimentos con quemaduras o experimentos psicológicos que inducen el terror, la ansiedad, la depresión y la impotencia.
Se les aplica deliberadamente electroshock en estudios sobre el dolor, se les mutila en cirugías experimentales y se les inyecta todo tipo de sustancias, desde cocaína hasta metanfetamina. Se les administran tumores cancerosos y se les inyectan células humanas en experimentos de manipulación genética.
Las investigaciones de PETA dentro de los laboratorios de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y de la Universidad de Utah revelaron que a ratones y ratas se les administraron enormes tumores y enfermedades dolorosas y mortales. A las ratas se les hicieron agujeros en el cráneo para realizar experimentos invasivos en el cerebro. El Laboratorio Jackson (JAX) cría deliberadamente ratones para que estén genéticamente predispuestos a padecer enfermedades debilitantes, como tumores cancerosos, obesidad, parálisis, un sistema inmunitario deprimido y altos niveles de ansiedad y depresión. Cada año, JAX vende millones de ratones a laboratorios de todo el mundo y experimenta con otro millón de ratones en sus propios laboratorios, alimentándolos a la fuerza con grandes cantidades de productos químicos de prueba; obligándolos a nadar en una piscina de agua opaca, en la que deben encontrar una plataforma oculta para evitar ahogarse; y colocándolos en placas calientes, calentadas a 131 grados F, para ver cuánto tiempo tardan en responder al calor abrasador de la placa en pruebas de reflejo del dolor.
Documentos obtenidos por PETA a través de la Ley de Libertad de Información revelan que en la Universidad de California-San Francisco, los experimentadores cortaron los extremos de las colas de los ratones sin analgésicos; realizaron amputaciones de los dedos de los pies a ratones de más de 10 días de edad, en violación de las directrices veterinarias estándar; se deshicieron de ratones recién nacidos vivos arrojándolos a una nevera destinada a los animales muertos; y realizaron cirugías experimentales en ratones, sin darles anestesia postoperatoria.
Los ratones y las ratas son mamíferos con sistemas nerviosos similares a los nuestros. No es ningún secreto que sienten dolor, miedo, soledad y alegría al igual que nosotros. Estos animales tan sociales se comunican entre sí mediante sonidos de alta frecuencia que son inaudibles para el oído humano. Se apegan emocionalmente unos a otros, aman a sus familias y se vinculan fácilmente con los guardianes humanos. Los ratones machos cortejan a sus parejas con cantos de amor agudos. Las ratas pequeñas se ríen cuando les hacen cosquillas. Las ratas no sólo expresan empatía cuando otra rata o un humano que conocen está en peligro, sino que también muestran altruismo, poniéndose ellos mismos en peligro antes que permitir que otro ser vivo sufra.
Pero aunque estos animales sienten dolor y sufren tanto como los perros, los gatos y los conejos, están excluidos de las escasas disposiciones de la Ley Federal de Bienestar Animal que extienden al menos cierta protección a estas otras especies. Como los ratones y las ratas no están protegidos por la ley, los experimentadores ni siquiera tienen que proporcionarles alivio del dolor. Mientras que los experimentadores que utilizan cobayas deben proporcionarles alivio del dolor y deben demostrar al menos que han buscado alternativas modernas al uso de animales, los experimentadores ni siquiera tienen que contar los ratones y ratas que matan. Un estudio realizado en 2009 por investigadores de la Universidad de Newcastle descubrió que los ratones y las ratas que se sometieron a procedimientos dolorosos e invasivos, como cirugías de cráneo, experimentos con quemaduras y cirugías de la columna vertebral, recibieron alivio del dolor tras el procedimiento sólo en un 20% de las ocasiones.
Algunas estimaciones indican que hasta 800 laboratorios de EE.UU no están sujetos a las leyes e inspecciones federales porque experimentan exclusivamente con ratones, ratas y otros animales cuyo uso no está regulado.
Puedes ayudar a marcar la diferencia para estos animales vulnerables instando a tus miembros del Congreso a enmendar la Ley de Bienestar Animal para incluir la protección de ratones y ratas. Por favor, apoya sólo a las empresas y organizaciones benéficas que no hacen pruebas en animales, y toma el compromiso de PETA de ser libre de crueldad hoy mismo!