Vivimos en una época en la que la diversidad en el lugar de trabajo se está convirtiendo en una parte vital de cualquier empresa. Se ha demostrado que promover la diversidad en el lugar de trabajo aumenta el rendimiento de los empleados y promueve una mayor creatividad. Así que, por defecto, la diversidad en el aula también cosecha grandes beneficios.
Las aulas diversas preparan a los estudiantes para carreras en mercados laborales con menos preocupación por las fronteras comunitarias o nacionales. La diversidad de orígenes en un aula anima a los estudiantes a comunicarse y colaborar de forma cómoda y creativa. Cuando los estudiantes aprenden a interactuar con los de otras razas, etnias y culturas se preparan mejor para la fuerza de trabajo.
Un entorno de aula integrado fomenta la creatividad, el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Las personas con diferentes puntos de vista pueden aportar algo diferente. Desafía a los estudiantes a pensar constantemente fuera de la caja. Cuando los estudiantes salen de la comodidad de nuestro entorno cultural y racial, aprenden a interactuar con su entorno. Esto resulta beneficioso en el futuro al tratar con personas de todo el mundo.
Un aula diversa allana el camino hacia el éxito académico. No podemos crecer si nos quedamos igual, aprendemos lo mismo y nos relacionamos con las mismas personas constantemente. La única manera de prosperar como sociedad es aprender a trabajar bien con los demás, independientemente del género, la raza o la cultura que se tenga.
Todos somos únicos y aportamos algo diferente. Es fácil quedarse estancado en tu propio círculo social, pero tener un aula diversa nos hace salir de esa dinámica hacia un espacio mejor. Una clase diversa permite a los estudiantes alimentarse de los puntos fuertes de los demás y trabajar para mejorar sus puntos débiles. A su vez, les preparará mejor para el futuro, al final eso es todo lo que queremos como padres y profesores y empleadores.