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  • Arabia Saudí es un reino que abarca la mayor parte de la Península Arábiga. La mayoría de la población es étnicamente árabe, en su mayoría descendiente de tribus nómadas que han vivido tradicionalmente en toda la región. La cultura saudí es fundamentalmente tradicional y conservadora. El Islam ejerce una gran influencia en la sociedad, guiando la vida social, familiar, política y jurídica de la gente. El pueblo saudí suele compartir un fuerte código moral y valores culturales, como la hospitalidad, la lealtad y el sentido del deber de apoyar a su comunidad. Suelen ser muy conscientes de su honor e integridad personal. Sin embargo, el país también está muy modernizado e industrializado. En el momento de escribir estas líneas, las normas sociales y de comportamiento se están transformando rápidamente a medida que la población equilibra sus tradiciones culturales con la era moderna. Las costumbres y actitudes también pueden variar considerablemente entre las distintas regiones, minorías y tribus. Por lo tanto, es importante reconocer que todas las descripciones de una «cultura saudí» dominante en este perfil están sujetas a variaciones según la edad, el estatus social, las creencias religiosas, la tribu o la región de origen de las personas.

    Reputación internacional

    Arabia Saudí ha sido uno de los países más influyentes a nivel mundial en Oriente Medio durante el último siglo. Su fuerte economía la ha convertido en un país estratégicamente importante para la comunidad internacional. Sede del nacimiento del profeta Mahoma, Arabia Saudí se ha convertido también en el líder de facto de la rama suní del Islam. El país tiene una influencia crucial en el resto del Golfo y más allá en el mundo musulmán en general.1

    La posición dominante y poderosa de Arabia Saudí en la política mundial significa que las opiniones sobre el país y su gente a menudo se forman antes de conocerlos. El país suele explicarse a través de una lente occidental que lo ve como una sociedad opresiva y regresiva (sobre todo en lo que respecta a su trato con las mujeres y los disidentes políticos), y lo describe por sus diferencias con el mundo occidental. Por ello, los saudíes se encuentran a menudo en una posición defensiva cuando se enfrentan a suposiciones extranjeras negativas. Muchos pueden sentirse obligados a destacar los aspectos positivos de su cultura para demostrar que pertenecen a una sociedad ética y que son buenas personas. Algunos pueden sentirse incómodamente presionados por los extranjeros para denunciar su propia cultura. Sin embargo, estas críticas no siempre reflejan una comprensión más profunda de la configuración cultural del país. Por ejemplo, algunos saudíes sostienen que los críticos no son conscientes de los retos a los que se enfrentan como sociedad tribal que se adapta a un entorno global que cambia rápidamente. Es importante comprender los orígenes del reino que informan la cultura actual.

    Formación e identidad nacional

    El Reino de Arabia Saudí se formó a partir de una alianza entre Ibn Saud (un gobernante tribal de la región central) e Ibn ‘Abd al-Wahhab (un clérigo islámico). Ambos compartían el objetivo de unir a las diferentes tribus árabes de la península y devolverlas a una interpretación anterior de los principios del Islam. Este movimiento revivalista religioso dio origen al Estado saudí y popularizó la ideología wahabí (véase Religión). Ibn Saud se hizo con el poder en múltiples regiones mediante una serie de conquistas a lo largo de la década de 1920 y acabó declarándose rey en 1932. Desde entonces, Arabia Saudí se rige por una monarquía absoluta, y la alianza entre los clérigos religiosos y la familia Al Saud continúa en la actualidad.2 El liderazgo del Estado se transmite a los descendientes de Ibn Saud a través de la línea masculina de la familia Al Saud.

    Los árabes saudíes eran tradicionalmente nómadas tribales, aldeanos y gente de pueblo. Sin embargo, el descubrimiento del petróleo ha transformado la sociedad mediante un rápido desarrollo económico. El país controla las segundas mayores reservas de petróleo, es el segundo productor y el mayor exportador del mundo.3 La riqueza nacional producida por la industria ha acelerado la industrialización y la urbanización en toda Arabia Saudí. La mayor parte de las infraestructuras del país se han construido a partir de los años 70. En la actualidad, la población saudí es muy cosmopolita, y más del 80% vive en las cinco ciudades más grandes.4

    El ambiente social de Arabia Saudí sigue siendo muy conservador y reservado. La religión es una fuerte fuente de legitimidad para el gobierno saudí y los ‘ulamā’ (consejo de clérigos religiosos) tienen mucha influencia y autoridad sobre los asuntos domésticos.5 Las interpretaciones conservadoras del islam son una fuerza social importante que dicta mucho de lo que los saudíes pueden y no pueden hacer (véase Religión). Las costumbres y actividades cotidianas sirven para recordar la importancia del Islam, la cultura y la tradición árabes. La cultura hace hincapié en la importancia de la ética y la moral personales. Es habitual encontrar que los saudíes tienen un fuerte sentido de la convicción respecto a su código moral y la rectitud de su fe. Esto se ve reforzado por el sistema educativo y las leyes del país.

    Modernización y cambios culturales

    El creciente avance tecnológico y económico de Arabia Saudí ha creado una tensión entre la modernización y el conservadurismo.6 El país está experimentando un cambio cultural masivo, ya que un mayor número de saudíes ha cuestionado el nivel de conservadurismo de su sociedad en los últimos años. Los clérigos religiosos y los ciudadanos han tenido que juzgar la moralidad de ciertos comportamientos a la luz de la era moderna y de un notable aumento del materialismo. Por ejemplo, se pensaba que las cámaras fotográficas (de uso generalizado en la actualidad) representaban un riesgo para las normas y los valores de la cultura, ya que tomaban imágenes de la forma humana y, por lo tanto, podían considerarse como una simulación de las creaciones de Dios (véase Otras consideraciones).7 También se disfruta mucho de la música occidental y de la comedia stand-up, a pesar de ser tradicionalmente inaceptable.

    Esto puede atribuirse, en parte, a la influencia de Internet, que proporciona una plataforma para que la gente tenga más opinión (en particular, YouTube y las plataformas de medios sociales).8 En el momento de redactar este informe, el gobierno se ha esforzado por reformar y suavizar las normas de comportamiento como reflejo de este cambio cultural y político. Esto ha incluido la concesión a las mujeres del derecho a conducir, la reintroducción de los cines y la reducción de los poderes de la policía religiosa (véase Gobernanza y Leyes en la Religión).9 Las actitudes sociales parecen estar adoptando estas reformas con bastante rapidez, especialmente entre los saudíes más jóvenes. Sin embargo, es importante reconocer que los niveles de conservadurismo social siguen siendo diferentes entre las regiones, las tribus y las minorías de Arabia Saudí. Por ejemplo, las zonas rurales y las regiones centrales (que rodean la capital, Riad) pueden ser algo más conservadoras desde el punto de vista social que las ciudades con una gran exposición internacional (por ejemplo, Jeddah).

    Separación por sexos

    Existe una amplia separación por sexos en toda la sociedad saudí que influye y determina diferentes ideas sobre la privacidad y el espacio. Según el punto de vista religioso, la mayoría de las mujeres musulmanas saudíes optan por llevar la cabeza o el pelo cubierto siempre que estén en presencia de un hombre que «no sea mahram». También es una norma cultural que algunas mujeres se cubran la cara con un velo, normalmente con una abaya (túnica larga) y un niqab (velo para el pelo y la cara). Esto significa que muchas mujeres saudíes van con velo siempre que están en público, ya que es un ámbito en el que se mezclan con los hombres. La tradición ha ido cambiando últimamente, ya que cada vez más mujeres optan por descubrir su rostro o no llevar hijab (sobre todo las más jóvenes en las ciudades). Sin embargo, la gente suele ser muy sensible a lo que pertenece al ámbito público y lo que pertenece al privado. Por ejemplo, si un hombre saudí estuviera trabajando en un tejado y pudiera ver el patio de un vecino, informarían al cabeza de familia para que sus familiares femeninas estuvieran prevenidas de no salir al jardín/patio si no llevan velo.

    Los hombres y mujeres sin parentesco generalmente evitan comunicarse socialmente en persona.10 Hay una diferencia entre ‘ikhtilat’ (hombres y mujeres juntos en un espacio abierto – permitido) y ‘khilwa’ (hombres y mujeres sin parentesco juntos en un espacio cerrado – no permitido). Para evitar esto último, en Arabia Saudí hay muchos edificios sólo para mujeres y sólo para hombres (por ejemplo, la mayoría de las escuelas y universidades). Los bancos, las universidades y las instituciones gubernamentales tienen entradas separadas para hombres y mujeres; algunos restaurantes están segregados; y también hay espacios «sólo para familias» (como los centros comerciales) que excluyen a los varones solteros.11 Sin embargo, mientras que las amistades físicas entre saudíes se impiden en gran medida, la mezcla de géneros ahora también se produce en el espacio online. Los foros de debate en Internet ofrecen oportunidades para la comunicación entre géneros que no necesariamente violan las normas de comportamiento de Arabia Saudí.

    Es importante señalar que estas reglas de separación de géneros no son leyes estrictas, sino normas sociales. Hay excepciones en contextos que son inevitables, como en los hospitales o en los viajes compartidos. Los no saudíes no suelen estar sujetos a las mismas normas y, por lo general, tienen más capacidad para mezclar los géneros. Por ejemplo, los trabajadores domésticos extranjeros de sexo masculino pueden ser admitidos en algunos espacios exclusivos para familias. Las expatriadas saudíes también pueden optar por no llevar la abaya, el niqab o el hijab. Sin embargo, se espera que los intercambios entre géneros se reduzcan al mínimo en todas las situaciones por modestia.

    Estratificación social

    La estratificación social es bastante notable en Arabia Saudí. Existe una aceptación social generalizada de que el poder y la riqueza se distribuyen de forma desigual, y muchos lo consideran un hecho inevitable de la sociedad saudí.12 Es especialmente evidente la existencia de un sistema de clases distinto entre los saudíes y los trabajadores extranjeros. Arabia Saudí tiene una de las tasas más altas de personas nacidas en el extranjero, ya que el 37% de los residentes no son saudíes (en 2018).13 Se ha descrito a Arabia Saudí como un país sin una clase trabajadora nacional, ya que la mayoría de la mano de obra manual y doméstica está formada por extranjeros. Muchas familias saudíes tienen una criada personal y/o un chófer, normalmente de ascendencia asiática o del sur de Asia. Estos inmigrantes suelen formar parte de la clase social más baja. Muchos llegan de países como India, Bangladesh, Pakistán, Filipinas, Egipto, Palestina y Sri Lanka.

    También existen sutiles divisiones entre los propios ciudadanos saudíes, a veces basadas en afiliaciones tribales, niveles de educación, afiliación religiosa (es decir, suníes o chiíes) y ubicación (es decir, rural o urbana). La mayoría de los saudíes suelen pertenecer a la clase media o alta. Los miembros de la élite suelen distinguirse por sus llamativas muestras de riqueza (como la posesión de coches de lujo) o por su apellido. Pueden ser más religiosos, educados, ricos u ocupar puestos de poder en industrias como la del petróleo. Por lo general, quienes tienen vínculos con la familia real también tienen más poder e influencia. Sin embargo, ser rico o bien educado no hace que una persona se gane el respeto automáticamente. En Arabia Saudí se considera que la integridad, el honor y el trato a los demás de una persona son más importantes que su riqueza o sus privilegios (véase Honor (Sharaf) más adelante).

    Interdependencia comunitaria

    La cultura saudí está muy arraigada a la comunidad y el sistema de parentesco patrilineal sigue siendo omnipresente en toda la sociedad. La gente suele depender mutuamente de sus parientes y vecinos. Esto se debe a la naturaleza colectivista de la cultura, así como al sentido del deber (al-wajib). De hecho, el sector de la caridad es uno de los mayores ámbitos de actividad de los grupos y asociaciones de toda Arabia Saudí. En general, se entiende que los privilegios conllevan una mayor responsabilidad en el cuidado de la comunidad. Por ello, los más afortunados suelen sentirse obligados a ayudar a los que tienen dificultades. La implicación de la comunidad es especialmente importante en los momentos de tristeza. Por ejemplo, cuando una familia pasa por una dificultad particular (como la muerte de un miembro de la familia), es costumbre que toda la comunidad la visite todos los días y ayude a aligerar la carga.

    Honor (Sharaf)

    La noción de honor (sharaf) es un concepto central que guía el comportamiento e influye significativamente en las interacciones de la cultura saudí. Está profundamente entrelazado con las ideas sobre la dignidad personal (karama). La preservación del honor y de la opinión de la comunidad suele estar en primer plano en la mente de los saudíes. A menudo existe una fuerte presión cultural sobre los individuos para que protejan su reputación. Por ello, la conducta conservadora es la norma; la gente tiende a evitar llamar la atención o arriesgarse a hacer algo que se percibe como deshonroso (como desviarse de las expectativas sociales). Los saudíes suelen tratar de mantener la dignidad mediante el compromiso, la paciencia y el autocontrol. Es posible que las críticas rara vez se hagan de forma directa y que se espere que los elogios se ofrezcan con generosidad. Por ejemplo, la gente puede pasar por alto las cosas o restar importancia a sus defectos para que parezcan más positivos (véase Comunicación).

    Se considera que el comportamiento o el honor de una persona es generalmente un reflejo de su familia/educación. Por lo tanto, los saudíes pueden ser cautelosos al tener que dar una impresión pública de dignidad e integridad para proteger el honor de su casa. Si una persona es percibida como deshonrosa, toda su familia comparte la vergüenza. La deshonra pública puede tener graves consecuencias, afectando a la vida social de las personas y a sus oportunidades futuras. En algunos casos, una familia puede sentirse obligada a rechazar al miembro de la casa que la ha avergonzado para limpiar el nombre de su familia.

    Se considera que el varón mayor de una familia es el responsable de proteger el honor de la misma. Suelen preocuparse especialmente por el comportamiento de los parientes femeninos, ya que las mujeres tienen más expectativas sociales que cumplir (véase Roles de género). Éstas se refieren a su código moral, su vestimenta, sus interacciones sociales, su educación, su actividad económica y su participación en la vida pública (ver más en la sección Familia). Un incumplimiento social por parte de una mujer puede percibirse como una falta de protección por parte del hombre (su padre, marido o hermano).

    Protección (Gheera)

    Gheera (o ghayrah) es un sentimiento omnipresente en la cultura saudí y se extiende especialmente al honor familiar y personal. Es una palabra árabe que describe una intensa emoción de protección del honor. En este contexto cultural, se refiere más comúnmente a la protección y los celos de un hombre sobre los miembros femeninos de su familia. Este tipo de celos se considera necesario, ya que es el malestar en el corazón de un hombre lo que le motiva a proteger a las mujeres de la indecencia. La mayoría de los saudíes interpretan el gheera como un amor y una disposición a hacer cualquier cosa por los miembros femeninos de la familia.

    La identidad tribal y los beduinos

    La identidad tribal personal puede ser una profunda fuente de orgullo para la gente, especialmente entre los musulmanes suníes del centro de Arabia Saudí. Muchos aspectos de la cultura saudí se derivan de la cultura tribal árabe tradicional. Durante siglos, las tribus nómadas, conocidas como «beduinos», han hecho del desierto de Arabia Saudí su hogar. Tradicionalmente, los beduinos viven en grupos familiares amplios y se desplazan cuando necesitan nuevos pastos o agua. Algunos siguen viviendo en el desierto o entre las montañas, mientras que la mayoría se ha trasladado a pueblos o ciudades.

    Los beduinos tienen fama de generosos y valientes. Es tradicional que acojan a cualquier visitante de otro pueblo, ciudad o región durante tres días, independientemente de los recursos que tengan para alojar a la persona. Esto implica casi siempre un banquete para el invitado, incluso si eso significa sacrificar su última cabra o camello para la ocasión. Hoy en día, los beduinos tradicionales no tienen necesariamente un estatus social elevado, e incluso pueden ser algo despreciados por muchos saudíes urbanos.14 Sin embargo, siguen representando la esencia de la identidad tradicional saudí. El ethos beduino de la hospitalidad y el honor sigue informando a la cultura saudí, a pesar de lo alejados que están ahora muchos del desierto.15

    1 Warburton, 2019

    2 North & Tripp, 2009

    3 U.S. Energy Information Administration, 2018

    4 Al Lily, 2018

    5 Nevo, 1998

    6 Gannon & Pillai, 2010

    7 Al Lily, 2018

    8 Fahmy, 2018

    9 Fahmy, 2018

    10 Madini & de Nooy, 2016

    11 Joseph, 2018

    12 Hofstede, 2019

    13 Autoridad General de Estadísticas del Reino de Arabia Saudí, 2018

    14 Lonely Planet, 2019

    15 Gannon & Pillai, 2010

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