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Desinhibición

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Según Grafman, et al., la «desinhibición» es una falta de contención que se manifiesta de varias maneras, afectando a aspectos motores, instintivos, emocionales, cognitivos y perceptivos con signos y síntomas, por ejemplo, impulsividad, desprecio por los demás y por las normas sociales, arrebatos agresivos, conductas inadecuadas y de oposición, impulsos instintivos desinhibidos, incluyendo conductas de riesgo e hipersexualidad. La desinhibición es un síntoma común después de una lesión cerebral, o de lesiones, particularmente en el lóbulo frontal y principalmente en la corteza orbitofrontal. Las secuelas neuropsiquiátricas tras las lesiones cerebrales podrían incluir un deterioro cognitivo difuso, con déficits más prominentes en el ritmo de procesamiento de la información, la atención, la memoria, la flexibilidad cognitiva y la resolución de problemas. Con frecuencia se observan impulsividad, inestabilidad afectiva y desinhibición prominentes, secundarias a las lesiones en las áreas frontal, temporal y límbica. En asociación con los déficits cognitivos típicos, estas secuelas caracterizan los «cambios de personalidad» que se observan con frecuencia en los pacientes con LCT (lesión cerebral traumática). Los síndromes de desinhibición en las lesiones e injurias cerebrales, incluidos los tumores cerebrales, los accidentes cerebrovasculares y la epilepsia, van desde un comportamiento social ligeramente inadecuado y la falta de control sobre el propio comportamiento hasta la manía total, dependiendo de las lesiones en regiones cerebrales específicas. Varios estudios en traumas e insultos cerebrales han demostrado asociaciones significativas entre los síndromes de desinhibición y la disfunción de las cortezas orbitofrontal y basotemporal, que afectan a las funciones visoespaciales, la somatosensación y la memoria espacial, los comportamientos motores, instintivos, afectivos e intelectuales.

También se han descrito síndromes de desinhibición con manifestaciones similares a la manía en la vejez con lesiones en la corteza orbitofrontal y basotemporal que implican conexiones límbicas y frontales (circuito orbitofrontal), especialmente en el hemisferio derecho. La desinhibición del comportamiento como resultado de un daño en el lóbulo frontal podría verse como resultado del consumo de alcohol y de drogas depresoras del sistema nervioso central, por ejemplo, las benzodiacepinas que desinhiben la corteza frontal de la autorregulación y el control. También se ha argumentado que el TDAH, subtipo hiperactivo/impulsivo tiene una desinhibición conductual general más allá de la impulsividad y muchas morbilidades o complicaciones del TDAH, por ejemplo, el trastorno de conducta, el trastorno de personalidad antisocial, el abuso de sustancias y las conductas de riesgo son todas consecuencias de la desinhibición conductual no tratada.

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